Los que ya me conocen saben que me gusta bastante dibujar. Pero claro, cuando uno entra en ese mundo mágico de los niños/as, está obligado a aprender sí o sí. Y una de las cualidades que he desarrollado, más o menos, ha sido, no ya el dibujo en sí, sino realizarlo con rapidez, nada de bocetos a lápiz, directamente a tinta.

Como en el Carrito Mágico que llevamos por Hospital de Día, que ya expliqué anteriormente cómo funcionaba, me encuentro a veces a varias bandas y, al estar menos tiempo que en la Sala Blanca, un día faltando diez minutos para irme, y en pleno coloquio futbolístico a tres bandas, les digo:

  • Veréis, os voy a dibujar a cada uno un futbolista que os guste.

Era una época en la que Griezzman estaba en el Atlético de Madrid. Pues bien, la verdad es que me salió bastante conseguido ya que el pelo rizado favorecía la estética del dibujo. De repente aparece la madre del niño y dice:

  • ¡Ése rómpelo que se va al Barca!

Y me voy lanzado:

  • ¡No, no! ¡Espera que le haga una foto!30

La madre se tronchó de la risa: Se había quedado conmigo.

Otro me pidió a Cristiano Ronaldo, que dada su musculatura y planta, me salió un gesto aceptable. Pero cuando el último me pidió a Mbappé, entre la presión porque se llevaban al chaval y el poco espacio que tenía, ¡aquello que me salió no era de este planeta! (Ahora en los móviles saldría una cara tapada).

Bueno, hecha esta pequeña introducción y hablando de fútbol y de dibujos de futbolistas, me encuentro un día, ahora en la Sala Blanca, al protagonista de esta historia. Entre juegos, risas y pruebas de inteligencia que me gusta hacerles, pues, cómo no, sale el tema del fútbol y va y me dice:

  • ¿Me harías un dibujo de una foto mía con mi ídolo?
  • Yo encantado.

De repente, me enseña una foto suya con Messi. Me pongo manos a la obra y, la verdad, es un jugador que me gusta, aunque el Barça precisamente no es mi pasión. Pues bien, pensé: Mira que he dibujado escudos y jugadores del Madrid y del Málaga, ¡pero ninguno me ha salido como este!

Al tiempo, nuestros destinos se vuelven a unir porque este chaval es uno de los protagonistas del Cortometraje que estamos rodando en la Fundación y resulta que vivimos muy cerca.

Bueno, como vi con la pasión que me hablaba del fútbol, le pregunté si quería venirse conmigo de delegado de mis equipos.

Con esos ojos tan expresivos que tiene me dice:

  • ¿Tus equipos? ¿Cuántos equipos tienes?
  • Seis — le contesto.

Como está tan acostumbrado a mis bromas, le tuve que explicar que en la liga en la que yo participo, todos los partidos de todas las categorías se juegan en el mismo sitio, por lo que una tarde, perfectamente hemos podido participar tres equipos del cole simplemente desplazándonos de una pista a otra del mismo recinto.

Así que le hice su ficha de delegado y a la semana se vino conmigo con ese semblante suyo de intriga y sorpresa ante la novedad.

Los dos equipos que jugaban iban justos de niños/as, íbamos sin cambios, y con la ley de Murphy que me persigue: ¡Los porteros o llegan tarde o no vienen! Pues bien, ese viernes no vino ninguno.

Cuando iban llegando los padres y madres, me iban diciendo:

  • ¡Te has buscado un ayudante!
  • Anda, otro míster!

Él quería quitarse importancia, pero le miré a los ojos para transmitirle tranquilidad. Otro detalle que me salió fue no andarme con consejos sobre el protocolo, sino así, a lo bruto, le dije:

  • Anda, entrégale las fichas al árbitro.

Se quedó sorprendido de nuevo con esos ojos que tanto le reflejan por dentro y, cuando se acerca al árbitro, me mira de reojo, pensando, creo yo:

  • ¡Pero este tío qué hace! ¡Dónde me he metido!

Y entonces se produjo algo que pasaría desapercibido para cualquier niño/a que allí se encontrara, para cualquier padre, madre…

El árbitro le dio la mano con firmeza, con respeto y con iniciativa le dijo:

  • Buenas tardes, estas son las fichas, ¿verdad?

Las asió y pude notar a mi ya compañero como si se le hubiera quitado un peso de encima.

Los partidos los perdimos los dos, un par de cumpleaños, varios niños resfriados (era diciembre) y, sobre todo, dos buenos rivales, hicieron mella.

Ya os imagináis cómo las gasté con el compi:

  • Vamos, dile a David que juegue en la derecha, que saque Carlota los corners…

Y fue, poco a poco, soltándose.

A mitad del segundo tiempo del segundo partido pedí tiempo muerto para que descansaran y se refrescaran. Entonces, descubrí entre sus manos una libreta.

Acabaron los partidos y nos fuimos en el coche, así iría de entusiasmado ¡que me dejó mudo a mí!  Y eso es difícil…

Ya aparcado en nuestro destino, le pregunto:

  • Oye, por curiosidad, ¿qué pone en la libreta?

Y con gesto sonriente, me la enseña.

Tenía escrito el nombre de los jugadores/as, cómo chutaban, sus posiciones, etc.

Lo dejo en su portal y me quedo con un nudo en la garganta.

Mi estrategia había sido sumergirle en el deporte, hacerle olvidar malos recuerdos, hacerle protagonista y me había “recogido el guante, el reto”.

En esta historia no hay hospital, ni camas, ni mascarillas, ni vías…

Pero sí hay la magia de la Fundación que nos hace a los voluntarios, de una forma u otra, participar, ser testigos de esa lucha incansable.

Esa libreta no contenía palabras de ánimo, ni compasión, ni dibujos, ni dedicatorias. Esas páginas cuadriculadas las había creado un corazón que decía:

  • Aquí estoy yo.
  • Me apasiona lo que hago.
  • Voy a seguir adelante.

Esa libreta no se puede valorar en dinero pero si se puede valorar en…

¡MUCHOS, MUCHOS, MUCHOS CORAZONES!

3 Comentarios. Dejar nuevo

  • Iván Tomás
    1 mayo, 2020 10:51 am

    Precioso Antonio. Y teniendo la suerte de compartir contigo esas mañanas en el hospital doy fe que tienes muchas más historias emotivas como estas que contar. Eres un crack,.. Y lo sabes…

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  • Daniel Arriba Ruiz
    1 mayo, 2020 11:59 am

    Antonio cada vez me sorprendes más creo que de tantísimas personas que conozco jamás me imaginé que serías la persona 10 para estar entrenando y dándole el cariño y la dedicación que le das a los niños y lo sé porque aparte de esto tuve la suerte de poder compartir 5 días de vacaciones contigo y tu gran familia y tus dos hijas que mi pasión como niña la tuya son más buena y simpática aunque un poco cortada pero para mi es especial la pequeña y puedo decir que mi niño tiene pasión con el profe Antonio,para mi familia eres muy especial y eres un ejemplo a seguir Te Queremos a ti y tu familia un abrazo y no cambies nunca

    Responder
  • Antonio, siempre te digo lo mismo… tienes y eres magia !!! Yo que he compartido carrito tantas veces contigo, no dejo de aprender de ti.por algo te conocen muchos niños como “el mago” Un abrazo compañero…

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